domingo, 27 de enero de 2013

Indomable

Lejos. Muy lejos. Alejada de todo lo que me rodea, alejada de mí. No sé donde me encuentro, tampoco me importa. Estoy desapareciendo.
¿Algún día os habéis levantado y habéis sentido que nada es real, que nada de lo que os rodea tiene más sentido que uno de vuestros sueños... que, de hecho, la línea que os hace distinguir la realidad de los sueños cada vez es más fina?  Cuando crees vivir una vida que no es la tuya es cuando te das cuenta de que te han atrapado unos límites que tú mismo te has impuesto.
Quizá siga encarcelada en una cárcel de la que un día creí salir. Quizá siga sin ser libre. El caso es que ahora me siento encadenada y es que ¡joder! que putada eso de no poder echar a volar...
Que yo no sirvo para estas cosas. Que yo soy más de esas niñas perdidas que se escapaban a posta para ir a Nunca Jamás. Sí, de esas que son más bonitas cuando viven despeinadas, salvajes.
No quiero continuar escribiendo historias que no me pertenecen. Ni vivir anclada a unos personajes que yo misma he creado para continuar sobreviviendo.
Que a mi lo que me va es morder la vida. Así, a lo indómito.

jueves, 10 de enero de 2013

Batallas

Ya  no tengo fuerzas ni para rendirme. Y es que por mucho aire que trate de inhalar me parece que nunca alcanzará a llenarme los pulmones. 
La verdad es que creo que ya no me reconocerías. Una extraña se ha adeñuado de mí y está haciendo de mi cuerpo su casa. Una extraña que no sabe si te echa de menos o está empezando a dejarte en el baúl de las historias perdidas a medio contar. A veces se me desdibujan los recuerdos, aunque ya no sea en forma de lágrimas.
Ya no me dueles como antes. Y eso sí que me da miedo, porque antes sabía que tenía que aferrarme a ese dolor. Pero si me quedo también sin él... ¿Qué me quedará?
Empiezo a creer que me queda poco por escribirte. Que después de estos meses por fin está llegando al fin mi despedida. Sí, ya sabes, mi manía de no decir nunca "adios" y siempre "hasta luego" me ha causado dificultades para dejarte ir y ahora que lo tengo en mis manos intento aferrarme al sufrimiento, que por quedar, es lo único que me queda. Al menos de tí.
Ya sabes que tengo tendencia a salvar a todas esas causas perdidas que se cruzan en mi camino, cómo no lo vas a saber si tú fuiste una de ellas... Pero ahora tengo alguien nuevo a quién salvar, ¿sabes? Y ya no me muerde la rabia por no haber ganado tus batallas, porque por una vez tengo una más importante que ganar:  la mía propia.

jueves, 3 de enero de 2013

.

Como una playa en la que las olas chocan una y otra vez contra la arena, desdibujando todas las lecciones que intento plasmar para que no se vayan nunca. Borrando toda huella de un mínimo atisbo de estabilidad.
Hoy he vuelto a caer a tus pies, sin que tú te hayas dado cuenta. Nunca he roto más promesas con nadie más que conmigo misma y hoy de nuevo siento que puedo ahogarme en cualquier sitio creyendo que estoy perdida ante la inmensidad del mar.
Al menos no me he roto, no como antes. Creo que porque ni siquiera me ha dado tiempo a pegar todas las partes de mí que se marcharon. Al final, son solo rasguños. Rasguños que arañan y se clavan dentro de tí, para quedarse durante un tiempo amenazando con axfisiarte.
Ya no sé que me queda de mí, no soy capaz de reconocerme. ¿Qué se supone que se debe hacer en el momento exacto en el que al mirarte solo ves a una extraña devolviendote la mirada?
Tú tan frío y yo...¿Y yo tan qué? Tan vacía.
Tan vacia de todo, pero también de tí. Creo que a veces el destino nos ofrece una segunda oportunidad que nosotros no queremos aceptar. Puede que sea esta.
No me queda nada por darte... te di todo, lo tuviste todo en tus manos. Y lo rechazaste.
Puede que algún día, aunque no sea hoy, tenga que darte las gracias. Puede que algún día esté preparada para dejarte marchar del todo. Puede, quién sabe, eso se lo dejo al tiempo, que hace poco volvió conmigo demostrándome que a veces puede ser un buen compañero de camino.