lunes, 30 de diciembre de 2013

Solo son recuerdos

 "La memoria es una amante cruel con la que todos debemos aprender a bailar"
Él fue responsable de muchas cosas, pero no de esa.  Al fin y al cabo, fui yo la que me até a alguien a quien le aterraba que le atasen.
Ya no sabía si le había querido alguna vez o solamente era adicta al dolor de querer a alguien que se antoja inalcanzable.  A ese delicioso y placentero dolor de lo imposible.
Se nos agotaron las palabras. Y los momentos.  No quedaba nada.
Y se acabó.
Me liberé de él.
Pero no hubo nada de delicioso o placentero en ello.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Guerras inacabadas

Llegó un momento en el que se obligó a volver del lugar donde había estado perdida durante un largo período de tiempo. Volvió, y aunque podía parecerlo no era la misma persona que se fue. Y es que todo sufrimiento supone una transformación que muy poca gente logra comprender. Tuvo que arrancar todas las tiritas superficiales que le estaban infectando el alma, perdida entre las manecillas de un reloj que iba girando sin que las horas tuvieran sentido alguno. Empeñada en gritar aún sabiendo que todo sonido se ahogaba en una huelga de silencio.
Y al volver, cuando pensó que todo había acabado por fin, se encontró con una de las peores batallas que iba a tener que librar durante aquella guerra. El momento en el que todo el mundo esperaba ver a una persona que ella ya no estaba segura de ser.
Algunos cambios comienzan tan silenciosamente que ni siquiera nos damos cuenta de que están sucediendo.


- A veces pienso que el principio de nuestra historia fue lo único verdadero y ni siquiera sé por qué...
- Supongo.... que la razón por la que piensas eso es porque los comienzos son los únicos momentos donde un final nos parece imposible.

sábado, 21 de diciembre de 2013

Taller de restauración

Por fin empezaba a comprenderlo todo. Toda su historia empezó a encajar de principio a fin, recomponiéndose en un complicado puzle de tantas piezas que era imposible contarlas, y todas ellas indispensables. La más mínima pieza perdida hubiese ocasionado una locura total.
Había tantas preguntas sin respuesta, tantos recuerdos a medio borrar, que en algunas ocasiones parecía imposible encontrar el lugar exacto para que alguna de las piezas, rotas y resquebrajadas, se ajustasen sin causar ningún daño a las demás.
Pero poco a poco fue encontrando lugar para todas ellas, poniendo en un lugar especial aquellas que guardaba con cariño, y lo más lejos posible a esas que no le proporcionaban nada en su vida actual. Dando una capa de pintura y pegamento a un gran número de ellas, y poniendo una capa de barniz en todo el puzle para protegerlo de futuros rasguños, dio por terminada su obra.
No era perfecta. No, ni mucho menos. Hay quien diría que su belleza radicaba precisamente en esta razón, y otros que ni siquiera se acercarían a contemplarla. Para algunos sería algo tan sumamente complicado que ni siquiera se molestarían en comprenderlo, para otros sin embargo con una primera mirada lo verían todo claro. No, claro que no era perfecta, pero tampoco quería que lo fuese. Lo único importante es que era suya, totalmente suya.
Y entonces despertó.
Y el corazón se le encogió al compás del parpadeo de sus ojos, hasta quedar reducido a un simple latido indoloro.