miércoles, 21 de mayo de 2014

El frío nunca me molestó

Todo ha desaparecido.
Las personas, los sentimientos, los recuerdos nítidos. Ya no les echo de menos, a ninguno.
Ahora solo me echo de menos a mi siendo yo con esas personas.
Yo también he desaparecido.
Ahora todo está oscuro, desdibujado. Como si viviese a través de distintos filtros que no permiten pasar más luz de la que puedo soportar. O de la que me puede salvar.
Ya no siento dolor. No se me clava en lo más profundo impidiéndome respirar. No me arden los pulmones ni se me hunde el corazón a cada latido.
Ahora solo estoy perdida.
En medio de ningún lugar, entre lo que solía ser y lo que llegaré a ser algún día. Desconociéndome para ser capaz de darme otra oportunidad a mí misma. Para volver a ser, a sentir, a vivir.
Ya no sé quién soy. Ya no sé que queda.
Es el momento.